miércoles, 8 de julio de 2009

Si un equipo científico que trabaja en el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) tiene razón, seremos capaces de encontrar vida en otros mundos a través del mero estudio de su radiación óptica para detectar luz “diestra” o “zurda”.

La técnica que el equipo ha desarrollado para detectar vida en cualquier lugar del universo no revelará directamente a los alienígenas. Pero sí podría permitir que los instrumentos de observación ubicados cerca de la Tierra, valiéndose de la magnífica atalaya que brinda el espacio, detectasen una señal delatadora, y relativamente fácil de captar, de la posible influencia de la vida sobre una de las características de un paisaje de otro mundo. Esa señal es un predominio de moléculas de una quiralidad sobre las que poseen la otra. Una molécula “diestra” tiene la misma composición que su prima “zurda”, pero su comportamiento químico es diferente. Dado que muchas sustancias críticas para la vida favorecen a una quiralidad específica, Thom Germer y sus colegas piensan que la quiralidad podría revelar, desde gran distancia, la presencia de vida, e incluso ya han construido un detector de prueba.

No conviene limitarse a buscar materiales específicos como el oxígeno, usado por muchas criaturas terrestres, debido a que la vida en otros mundos no tiene por qué ser necesariamente parecida a la del nuestro. En cambio, la quiralidad es un parámetro inherente a la organización esencial subyacente en toda forma de vida.

Muchas moléculas no asociadas con la vida también exhiben quiralidad. Pero cuando los organismos se reproducen, sus vástagos poseen moléculas quirales que tienen la misma quiralidad que las moléculas presentes en el cuerpo de sus padres. A medida que la vida se expanda en un planeta, aumentará en éste la presencia de moléculas de una quiralidad particular, en detrimento de las otras.

Si la superficie tuviera sólo una colección aleatoria de moléculas con quiralidad, una mitad sería "diestra" y la otra mitad "zurda". En cambio, el autoensamblaje de la vida implica que todas deberán tener la misma quiralidad. Es difícil imaginar la superficie de un planeta presentando un fuerte predominio de una quiralidad sobre la otra sin la presencia del autoensamblaje, que es un componente esencial del proceso de la vida.

Como las moléculas quirales reflejan la luz de un modo que demuestra su quiralidad, el equipo de investigación desarrolló un dispositivo de prueba que proyecta luz sobre hojas de plantas y sobre bacterias, para luego detectar los reflejos polarizados de la clorofila de esos organismos desde corta distancia. El dispositivo detectó el predominio de un tipo de quiralidad en ambas fuentes.

El equipo de investigadores pretende mejorar su detector de manera que pueda ser enfocado hacia las superficies de estanques y lagunas, y luego a las de grandes regiones de la Tierra, captando el predominio de una quiralidad. Si las pruebas dan buenos resultados, Germer y sus colaboradores propondrán que su detector sea instalado en un gran telescopio o en una sonda espacial.

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